jueves, 15 de mayo de 2014

El abuelo

Incluso el abuelo le deja hacer a su nieto cosas que eran impensables que dejara hacer a sus hijos...

(No hace falta que diga, pero lo digo igual, que no trato de ser analista ni psicólogo ni algo similar; cosas que he leído, le doy mi retoque, y algunas opiniones que tengo).

Los padres queremos lo mejor para nuestros hijos, a corto plazo (todos), a medio plazo (casi todos), y a largo plazo (la mitad). En eso debemos educarlos, para el bien de ellos mismos a largo plazo. Los abuelos, por su plazo, les consienten un poquito más, ¿comprensible no?
También hay padres, por las circunstancias que tengan, que el corto plazo es lo único de lo que pueden preocuparse, por desgracia. No está la sociedad para tirar cohetes, reman muy duro a diario.

En la educación de los niños no podemos dar Toda Avante, podremos encallar, pero tampoco ir Muy Poca Avante, no llegaremos nunca a puerto. A mi entender, ir con velocidad de maniobra sería lo ideal. Que puedan maniobrar para apartarse de los obstáculos, y no ser nosotros la Torre de Control de Tráfico Marítimo que les vaya apartando los otros barcos, los problemas a los que tienen que hacer frente. No podemos quitarle los temporales de la proa, pero si mostrarles los partes del tiempo. Hacerle la vida más fácil hace que no sepan ni poner el timón a mano, y mucho menor, gobernar. A largo plazo, con la sobreprotección, no sabrán qué hacer cuando se acerquen los piratas.

A tus hijos dale los prismáticos, y que sean ellos los que miren.





Los hijos deben ser como tu barco, cuídalo pero no lo adores.
Tu barco es bueno, pero no el mejor, ni perfecto (aplicable a un hijo...), escucha sus críticas, ayudarán.
Tuviste tu buque, lo gobernaste a tu antojo, supongo, ahora debes dejar que tu hijo gobierne el suyo; y me refiero sobretodo a esos padres que quieren que su hijo sea un Messi o un Cristiano de la vida: Si quieres un campeón del mundo en la familia, entrena, pero deja que tu hijo disfrute jugando.
El navío que manejas es tu navío, no tu amigo, ¿lo pillas?
Si compites por ser el mejor armador (el mejor padre), no ganarás, tenlo claro. Hay tantos tipos de barcos que es imposible ser el mejor en todos. Deja esta competición, no tiene sentido.
Le puedes dar una orden al timón o al timonel, pero luego el barco responderá dependiendo de las circunstancias, o sea, así como respondas a las adversidades, así como trates a tus amigos y conocidos o desconocidos, así como discutas o te pelees con tus padres (sus abuelos); ellos, los hijos, se darán cuenta de todo, hechos, hechos y hechos, no palabras, no sólo palabras. La mejor manera de educar a un hijo es con lo que se hace, no con lo que se dice. A un niño le podrás mentir fácilmente pero a un adolescente ya no tanto. Cabe: "quiero ser como papá/mamá" o "no quiero ser como papá/mamá". La educación es emulación.

- Hijo, mira por donde pisas.
- Padre, mira por donde pisas tú, yo sigo tus pasos.

¿Quieres unos hijos maravillosos? Empieza tú a serlo. ¿Quieres un barco maravilloso? Empieza por ponerte el mejor uniforme.

Hay que darles a entender a los niños que los sueños no se cumplen fácilmente, sino, cualquier cosa que no consigan, les acarreará depresiones. Hay que ponerles también unos límites adecuados a su edad, te querrán por ello.

Y no olvidemos que son niños, que tienen que hacer tonterías y cosas de niños, y que disfruten de su infancia. No les metas presión, no les metas prisa. Y recuerda que tienen que dormir todo lo posible (para su total desarrollo físico y mental, sobretodo en los 3 primeros años, que es cuando se forman las conexiones neuronales). No hay que programarles tantas actividades, deben también controlar su tiempo y espacio. A veces surgen los mejores planes sin pensarlo, una excursión por la naturaleza, o por la ciudad, un trozo de madera que se encuentra, ¡listo! ¡Ya tenemos manualidades a la vista! Juguetes... si, son necesarios, pero para que no pierdan su valor, deben de ser los justos. Si se les promete algo, material o no, hazlo, aunque sea más tarde, pero hazlo; nunca se olvidan de las promesas, y debemos enseñarles a cumplirlas.

Cuando se hacen más mayores, es bueno aprovechar las vacaciones para comunicarse aún más con ellos, por ejemplo no parar de hablar dando un paseo, ir a lugares a veces donde no haya mucho, para que lo grande sea estar con tus hijos, y ellos contigo. A cierta edad, supongo que los 12 años, empezaremos a saber menos de ellos, pero si hay buena comunicación, sabremos lo que pueden llegar a pensar de las cosas que se les presenten delante. Si la base que le has dado es buena, saltarán, pero no lo harán a lo loco, cogerán el traje de supervivencia, los chalecos, prepararán los botes, las balsas, darán los avisos necesarios, y el mar no los engullirá.

Los niños sienten y comprenden el esfuerzo de sus padres, aunque no lo digan (cuando ellos sean padre lo comprenderán muchísimo más, del todo). Me decía mi pequeña si no estaba cansado de estar con ella en la sala de espera del hospital, un día que se pilló el dedo en una puerta de un coche, me dijo que estaría cansado, de conducir por la tarde, y que si no me importaba estar allí con ella, me reí, me gustó que me lo dijera, y le dije que no evidentemente, que ya le tocaría a ella cuidarme a mí cuando me hiciese viejo...

La frase "ya te había avisado" subraya sus errores y quizá les hagamos ser demasiado culpables; al fin y al cabo, todos nos hemos equivocado alguna vez, así que mejor no decirla, evitaremos que nos dejen de contar cosas. Los hijos necesitan ayuda, y la pedirán más a menudo si no los hacemos sentir culpables. Aunque tenemos que recordar que tendrán secretos, todos los hemos tenido, inocentes, pero los teníamos; espiar a tus hijos es no mostrarle confianza, luego no se la podemos pedir. Tampoco se les debería decir nunca: "eres malo, ¿quieres volverme loco/a?", o "eres insoportable". Es mejor decir: "lo que has hecho es malo, no me gusta tu comportamiento, me parece extraño que hagas eso...", así no sentirá rechazada su identidad o su persona, sino lo que hace. Los hijos comete errores, sin querer dañar a nadie. Tampoco debemos compararlos a sus hermanos o primos o hijos de otros, porque haremos que aparezcan los celos o algo peor, que le cosa rabia al familiar aclamado.

Ante la primera relación amorosa de nuestros hijos (yo tengo el bate de baseball preparado para el que se vaya acercando...), lo mejor es la comunicación, les evitaremos miedos. El primer amor es muy importante, todo marca, pero ese más. No sólo para el amor, para lo que sea que tengan miedo no nos podemos hacer ver imbatibles, es preferible decirles que a sus edad, nosotros también teníamos miedo, que desapareció al crecer.





No sólo los padres tenemos responsabilidad en la educación de los hijos en general, también la tienen el panadero, el de la librería, el profesor, los "viejos" del parque, los abuelos de otros nietos, todos aportan su granito de arena. Si todos los barcos navegan bien por el mar no verán malos ejemplos y navegarás bien, según las reglas.

Según Juan Manuel de Prada! antes el abuelo iba por el monte y decía: mira una encina, un roble, olmo, arce, abedul, chopo... Ver un pájaro y le llamaba por su nombre: ruiseñor, estornino, jilguero, gorrión... Hoy en día es un árbol o es un pájaro, nada más. Dice el escritor que hemos ido perdiendo belleza en nuestra vidas y el empobrecimiento del lenguaje lo transmitimos. Mi opinión es que los abuelos y las abuelas constituyen los cimientos de la familia, y son un referente de seguridad inestimable, es la seguridad más antigua. Quisieron y amaron a nuestros padres y les despertaron las ganas de tener hijos. Las historias que cuentan del pasado hacen que el nieto se sienta como la continuación de algo enriquecedor. La abuela quiere sin condiciones,e s el amor más desinteresado que se puede encontrar en la vida, se siente compensada con ver la sonrisa de su nieta o nieto y que le recuerde a la de sus hijos. Ahí encuentra el placer de la productividad de su vida. Cuando se es abuela, también se puede conocer lo que se hizo mal como madre, es muchos casos, nada malo. Y hay que hacerle ver al nieto o nieta cuando se encuentre a solas con él, que los puntos de vista de madre y abuela son diferentes por pertenecer a diferentes generaciones. Los barcos primero fueron de madera, luego de hierro...

No hace falta demasiado para ser padre o madre, ni abuelo ni abuela, sólo hace falta sentido común. No dan libro de instrucciones porque los niños de por sí ya son inteligentes. Las normas deben ser concretas, las entenderán, las respetarán, y con el tiempo las valorarán. Hay que ser justos cuando ejercemos autoridad, y recordarnos de nuestra infancia, nuestros conflictos en el pasado y el partido que le hemos sacado en lo que somos hoy.

La aguja magnética, el giróscopo, la sonda, corredera, radares, equipos de comunicaciones, etc son el carácter, en resumen, el buen corazón que tenga tu hijo. Y esto es más importante que cualquier trofeo.

"Prepara a tu hijo para el camino, no el camino para tu hijo"
Kari Kubiszyn Kampakis




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